
Aunque hace más de un mes que la ví, aún hoy me provoca emociones contradictorias. Por un lado la idea, la estética, los colores, los personajes, el ritmo, me cautivaron e hicieron que me sumergiera completamente en el mundo de los cómics de Frank Miller.
Pero por otro lado, la brutalidad excesiva que sirve de hilo conductor a todas las historias me dejó frio. En el cómic no lo percibes tan directamente, pero en la pantalla me pareció absurdo el exceso de dolor y la simplicidad de la historia.
Hay que verla aunque sea sólo para contemplar la mejor adaptación al cine de un cómic.
J
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